La marquesa de Pompadour acuñó que el champagne vuelve más bella a la mujer

Saben cual es el vino que es capaz de volver más bella a una mujer después de haberlo bebido. Pues, ni más ni menos, que el Champagne. Así lo acuñó Jeanne Antoniette, amante de Luis XV, amiga de Voltaire, más conocida como marquesa de Pompadour. Antoniette tenía una gran debilidad por el dorado y espumante líquido. En su honor se creó la ya en desuso copa de boca ancha, inspirada en sus pechos; en sus bellos y “ostentosos” pechos. La marquesa, quién sabe si fue la más fervorosa instigadora del consumo del Champagne en Francia en el siglo XV. Mucho le deben a ella los productores del mítico líquido.

Aunque se sabe a ciencia cierta lo que representó esta mujer para el futuro del espumante francés, hay dudas si obedece a una realidad o forma parte de la leyenda el que Virgilio, en la Eneida, ya mentó una “copa de espumoso”. La imaginación o leyenda señala que el champagne nació en la región que le da nombre, de la mano del monje de la abadía de Hautvillers, Dom Pérignon, descubridor del método “champenoise”, por el que se obtienen algunos vinos espumosos que contienen anhídrido carbónico.

También se cree que fue el monje benedictino el que impuso el corcho como tapón, y la utilización de la botella, que en un principio tuvo forma de manzana, para posteriormente y con la evolución convertirse en la de pera actual. No obstante, existen dudas. No está muy claro este tema, ya que estudios recientes realizados por investigadores franceses, atribuyen su creación a los ingleses como ocurrió con el Jerez, el Oporto, el Renania, el Madeira y el Burdeos.

El vino homólogo en España, el cava, a pesar de que se afirma que Espartero descorchó una botella de espumoso en una bodega de la Rioja, nació de la mano de Josep Raventós Fatjó, que en 1872 hizo volar el primer tapón.

Champagne y cava son dos vinos burbujeantes con mucha historia detrás.

Por algo será.

Enric Ribera Gabandé